A menudo, la gente piensa que cuando se tienen hijos ya no se va a poder viajar o, como mucho, que los viajes que se hagan con los hijos van a ser tan ajetreados que se les va a quitar las ganas de tomar un vuelo. Nada más lejos de la realidad. Esto va para todos los futuros padres: viajar con bebés es facilísimo, incluso más que cuando se hacen mayores. Si todavía no sabes cómo, te recomendamos que leas los siguientes puntos.
1. La mochila porteadora de bebés, el mejor invento para los padres
Los padres que viajan con bebés que todavía no andan y pesan relativamente poco, pueden llevarlos a todas partes en una cómoda mochila portabebés. Estos padres deben saber que hay que aprovechar esta etapa para hacer cosas que más adelante no podrán hacer cuando éste haya crecido un poco más y camine, como pasear durante unas horas o visitar lugares que más adelante puedan ser aburridos para los niños (como, por ejemplo, el Museo del Prado, la catedral de Colonia, etc.). Ya llegará el día en que el bebé camine y haya que buscar cualquier parque en el lugar al que viajen para que el niño se entretenga un buen rato.
2. Facilidades a la hora de volar en avión
Desde hace un tiempo, los aeropuertos dan prioridad a las familias con niños que van a coger un vuelo, tanto a la hora de pasar los controles como a la hora de embarcar. Si viajamos con niños, veremos que normalmente las azafatas del avión facilitan que tanto este como los padres estén lo más cómodos posible durante el vuelo. Son sumamente simpáticas y están atentas en todo momento a cualquier solicitud o urgencia que se pueda presentar. ¡Así es muy fácil volar con bebés!
3. La importancia de los horarios
Siempre que un bebé tenga las necesidades básicas cubiertas (comida, higiene y sueño) este va a estar a gusto tanto en su casa o en la Cochinchina. Lo más importante en un viaje con un bebé es que los padres lleven controlados sus horarios de comidas y de sueño, en la medida de lo posible. Si, cada día, este come y duerme a las mismas horas, seguramente, tendremos un viaje bastante agradable.
4. El bebé nos ayuda a socializar
A la gente local, por lo general, le encantan los niños, y más si estos tienen tan solo unos pocos meses. Siempre que viajes con un bebé, ten por seguro que se te van a acercar todas las mujeres (y algún hombre) y niños que haya en el lugar que vayas a visitar. Y si el lugar que visitas se trata de un pequeño pueblo en un lugar remoto, el bebé despertará más curiosidad todavía. Unos turistas que viajan con un pequeño o pequeña, seguramente, serán una de las cosas más chocantes que puedan ver en mucho tiempo y no van a perder la oportunidad de conoceros. Así que viajar con bebés facilita el contacto con otras personas y ayuda a socializar, aunque no os entendáis debido a que habláis otro idioma.
5. La comida
Las mamás que dan el pecho, generalmente, pueden hacerlo de manera exclusiva (solo pecho, no papillas) hasta los 6 meses de vida del bebé, así que cuando se viaja no deben preocuparse por el tema «comida», ya que la llevan incorporada «de serie» y podrán darle de comer a su bebé en cualquier momento, sin necesidad de tener que calentar biberones o triturar alimentos.

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6. El sueño del bebé
Los bebés se pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, más o menos, por regla general, unas dieciséis horas al día cuando son muy pequeñitos. Eso quiere decir que en un viaje con este los padres se pueden relajar esas horas que el bebé duerme. Cuando se despierte, hay que dedicar todo el tiempo que sea necesario al niño, pero una vez sus necesidades básicas estén cubiertas los padres pueden seguir con su ruta trazada para ese día.
7. Facilidad para encontrar pañales en nuestro viaje
En todos los lugares del mundo hay niños, así que ten por seguro que vas a encontrar pañales en casi cualquier parte del mundo, sobre todo en las grandes ciudades. Si se trata de un viaje de muchos días (más de una semana) recomendamos no llenar la maleta de pañales, ya que es un equipaje excesivo. Es suficiente con llevar para los tres o cuatro primeros días y una vez llegados al destino, ir comprando según la necesidad.
Eso sí, ten en cuenta la moneda del país al que viajes y recuerda llevarla cambiada, no vaya a ser que necesites pañales y, ¡no puedas pagarlos!
8. Viajar hace felices a los bebés
Si tenemos en cuenta que a los bebés les encanta ver (y tocar) todo aquello que es nuevo para ellos, imagínate si lo sacas de casa (y de los elementos que ya conoce) y lo llevas a un lugar nuevo, casa nueva (alojamiento), otros niños, gente nueva… Todo lo novedoso atraerá la atención del bebé hasta el punto de vivir cada día con total intensidad, y se le verá feliz.
9. Descanso nocturno para los padres
Si viajamos con un bebé de pocos meses, va a querer jugar (igual que en casa) con cualquier cosa que vea. El hecho de tener nuevas distracciones y divertimentos para él/ella, como puede ser ver un gato, subir a un tren o ver movimiento de gente alrededor suyo, hace que tenga una serie de experiencias que harán que, normalmente, acabe agotado/a al final del día. Eso quiere decir que, seguramente, por la noche dormirá mejor y más horas seguidas, cosa que los padres agradecerán.
10. Entretenimientos variados: la imaginación al poder
Cuando los padres deciden llevarse de viaje a un bebé, saben que tendrán que entretenerlo de alguna manera cuando no duerma en el avión, el coche, el bus… Un cuento, unas piezas de plástico o una simple caja pueden ser un juego maravilloso. Por eso, cada cual tiene que ingeniárselas como sepa y muchas veces inventar algún juego o divertimento para que el bebé no se aburra. Además, ¡este ejercicio es muy bueno para desarrollar la imaginación de los padres!
No nos engañemos, los bebés también tienen algún mal día y hay que tener paciencia. Pero eso no nos va a quitar las ganas de hacer el equipaje y salir a ver el mundo con nuestro pequeño/a.
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