Nos vamos de viaje a Sudamérica en autobús, ¿te vienes? Con 17 840 000 kilómetros cuadrados, sobra decir que explorar Sudamérica puede llevar más de una vida. Sudamérica es el gran destino para viajeros que comulgan con el slow travel. Alternativa o secuela del sudeste asiático, dedicar meses o años a empaparse de cultura y a grabar neuronas con imágenes insólitas y sensaciones inolvidables es lo que atrapa al viajero entre Punta Gallinas y Ushuaia.
¿Te imaginas una ruta en transporte público hasta Machu Picchu, el salar de Uyuni, las cataratas de Iguazú o el glaciar Perito Moreno? Es posible, muchos viajeros lo hemos hecho y ahora te damos más información para inspirarte a viajar de este modo por Sudamérica.
Pros y contras del transporte público en Sudamérica
Bajo coste –de dinero– y alto coste –de tiempo– supone embarcarse en las rutas interminables del continente sudamericano. Comida, alojamiento y transporte, los tres agregados del gasto en un viaje son reducidos en la mayoría de países de Sudamérica, pero hoy nos vamos a centrar en el transporte público, la mejor forma de moverse en estas tierras si se dispone de tiempo suficiente. Empecemos con los pros y los contras.
Pros del transporte público en Sudamérica:
- Buen precio. No diremos barato, porque depende del país, pero sí es la forma de moverse más económica (sin contar el autostop o hacer dedo).
- Buenas conexiones. Prácticamente se puede ir a cualquier lugar en transporte público.
- Sencillo. En las oficinas de turismo y en las terminales de transporte es fácil informarse de horarios y precios.
- Conversaciones, actitudes, forma de vestir… sin pretenderlo, compartir tiempo en un bus o en un tren es la mejor forma de aprender cómo son los lugareños.
- Paisajes, calles, playas, campos, montañas… mirar por la ventana es como ver un documental de varias horas sobre el país.
- Pararemos en determinadas ciudades, pueblos o aldeas, donde solamente hacen una pausa los autobuses públicos.
Contras del transporte público en Sudamérica
- Requiere tiempo. Cien kilómetros pueden suponer más de tres horas en algunos tramos de Bolivia o Perú.
- Horarios inexactos. No siempre hay horarios determinados y son frecuentes los retrasos. No es común comprar el billete online.
- Incómodo. Hay zonas donde el estado de los autobuses y de la carretera no es el más adecuado.
- Inseguridad. La forma de conducir no es la más apropiada. Y quedan zonas donde puede haber robos.
Por supuesto, no se puede generalizar y las anteriores apreciaciones no se dan de igual forma en todos los países. Podríamos decir que Uruguay, Argentina, Chile y Brasil son los que presentan un sistema de transporte más avanzado y donde el único aspecto en contra serían las horas necesarias debido a las largas distancias por recorrer.
Algunas referencias de precios
Si en Europa y el sudeste asiático existen compañías aéreas low cost, no sucede así en Sudamérica –a excepción de Viva Colombia– quedando el autobús como la única forma barata de viajar, si no consideramos el autostop.

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Uruguay, Argentina, Chile y Brasil
Estos países, antes mencionados como los de transporte público más avanzado, también son los más caros. Los precios están fijados y no hay lugar al regateo.
En el resto, depende de multitud de factores. Suele haber alternativas por las que pagaremos más o menos según la calidad del servicio o la fiabilidad de la empresa que elijamos. También es posible en algunas ciudades regatear o esperar hasta las ofertas de los minutos previos a la salida. Pongamos algunas referencias de precios:
• En Ecuador, por ejemplo, como referencia se suele usar que una hora cuesta un dólar. No es así en las conexiones con la ciudad de Cuenca, que son mucho más caras.
• En Colombia, por un trayecto de 300 kilómetros se paga en torno a 35 000 pesos colombianos (14 dólares). Aunque en el norte, el tramo Cartagena – Medellín es más caro.
• En Paraguay, los 330 kilómetros entre Ciudad del Este y Asunción cuestan unos 60 000 guaraníes (unos 12 dólares).
• Sin embargo, en Uruguay, se pagan 299 pesos uruguayos (12 dólares) en el tramo Colonia – Montevideo, por 180 kilómetros.
No escatimar en algunos trayectos
En ocasiones hay varias compañías que cubren el mismo trayecto y por una pequeña cantidad extra podremos viajar en un autobús más moderno o por una ruta más corta.
En algunas regiones sigue habiendo problemas de seguridad, en esos casos conviene pagar un poco más para desplazarnos con una empresa más fiable.
Pasando fronteras por tierra
Otro punto a favor del transporte público es que cuando llega el momento de salir de un país para continuar en el siguiente, con pasaporte europeo no suele haber inconveniente y, por lo general, al pasar nos autorizan tres meses, sin necesidad de visado.
El bus ganó al tren
El título de este artículo habla de transporte público, pero venimos haciendo referencia solamente al autobús. El motivo es que las vías de ferrocarril de Sudamérica dejaron de usarse décadas atrás en favor del transporte por carretera, salvo contadas conexiones en Argentina y Brasil. Las viejas vías son solo visibles cuando viajamos en bus, si todavía no han sido tapadas o enterradas por la vegetación.
Aun así, quedan ciertos tramos donde sigue funcionando, pero como algo puramente turístico, en cortas distancias y a precios muy elevados. Como el trayecto entre Cusco y Aguas Calientes, en Perú.
El teleférico también es transporte público
Hay ciudades enormes como Medellín, en Colombia, o La Paz, en Bolivia, en las que el teleférico es el medio de transporte diario de miles de ciudadanos. Nosotros, como visitantes, también podemos aprovechar esta infraestructura paseándonos en ambos sentidos contemplando las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
En Medellín el Metrocable conecta el final de la línea de metro con los barrios más altos. En Bolivia, las ciudades de El Alto, a 4070 metros de altitud, y La Paz, a 3650, son unidas por Mi Teleférico.
Lío de nombres, lío de ubicaciones
Aunque predomine el español en todo el continente, las palabras utilizadas para referirse a los medios de transporte son tan variadas que pueden crear confusión. Además, existen formas muy variopintas de desplazarse que varían según la ciudad, el distrito o el barrio.
Un coche, en Sudamérica es para bebés. Aquí se va en carro o auto. La estación aquí se llama terminal.
Los taxis, a veces, son remis. También en algunos países hay taxis que funcionan de colectivo. Y los colectivos en Argentina son autobuses, pero también están los ómnibus. ¡Qué lío! Dentro del bus, si no hay sitio sentado, no irás de pie, sino parado.
Las furgonetas, no son minibuses, sino combis o micros. Los tuctus de Asia, aquí son mototaxis. Aunque también hay taxi motos para referirnos a una moto con conductor. Para movernos más rápido, en las capitales encontramos el Transmilenio en Bogotá, Metropolitano en Lima o el Trolebús en Quito. El metro en Buenos Aires es Subte. Y en Ecuador y Colombia es probable que viajes en chiva (camiones adaptados), o en trufi si estás en Bolivia.
Por último, hay ciudades donde no hay terminal, o hay más de una, según el destino. En Perú, cada empresa tiene su paradero independiente, es decir, una nave desde donde salen los autobuses.
Cambiando moneda
La divisa de referencia en toda Sudamérica es el dólar americano. Incluso en algunos países se expresan los precios en la moneda local y en dólares. Por lo que puede ser buena idea ir al primer destino con cierta cantidad de dólares y luego ir cambiando según necesitemos. Puedes cambiar tu moneda con Global Exchange tanto de forma online (si estás en España) como en cualquiera de sus oficinas en Sudamérica.
Sería imposible reunir toda la información de viaje por doce países en un único post, aquí te hemos dejado datos generales, pero te ofrecemos una guía de cada país para que no te pierdas nada:
¿Dónde puedo cambiar dinero para mi viaje?
Podrás cambiar tu moneda en cualquiera de las oficinas que Global Exchange tiene en los aeropuertos y hoteles de más de 21 países del mundo. Mira en nuestra página web dónde podrás encontrarlas.
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Fotos de Mar Serrano