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La vuelta al sudeste asiático en 9 platos

La vuelta al sudeste asiático en 9 platos

Desconfiad de los que os cuenten que en los viajes son todo flores, arcoíris y unicornios felices. Hay veces en las que llegas reventado a un nuevo destino, tras comprobar lo que se siente al ser una sardina en un bus con el doble de personas que de asientos, veces en las que tu espalda te jura odio eterno por cargar con una mochila que pesa más que tú y veces en las que te preguntas por qué te fuiste a navegar por el Mekong en vez de irte a Punta Cana con pulserita y todo incluido. Eso sí, siempre hay algo que es capaz de sacarte una sonrisa, incluso en el día de viaje más chungo: la comida. Igual es porque como bien decía Woody Allen: «la realidad es un asco, pero es el único sitio donde puedes comerte un buen chuletón». ¡Cuánta razón!

Solo hay una cosa que me hace más feliz que viajar por Asia y es comer mientras viajo por Asia. ¡No me digáis que descubrir la gastronomía de un lugar no es algo maravilloso! Un poco menos maravilloso es cuando volvemos a casa con un par de kilillos de más pero oiga, que nos quiten lo comío.

Hoy voy a llevaros a dar una vuelta por el sudeste asiático a través de 9 platos. Abrochaos el cinturón o, casi mejor, desabrochároslo, ¡nos vamos de tour gastronómico!

Tailandia: pad thai

Puf, elegir un plato que identifique a Tailandia ha sido un poco como elegir entre mamá y papá, y es que la tierra de las sonrisas ofrece una de las gastronomías más ricas e interesantes del mundo. ¿Por qué elegí el pad thai? Porque no solo está hecho de noddles salteados al wok, huevo, soja, cacahuetes, pollo (o gambas en su versión chic) y una mezcla perfecta entre dulce, salado y agrio… sino por su ingrediente secreto, ese que tiene que ver con las charlas delante de una Chiang fresquita en la calle Khao Rambuttri, con atardeceres delante del mar de Koh Lipe, con los templos de Chiang Mai, con las callejuelas de Ayutthaya y de Pai…

Plato de pad thai

Vamos, comer un pad thai es revivir todos los recuerdos y las emociones de mi viaje a Tailandia (y, además, siempre dan ganas de repetir). Y recordad que, en este país, tendréis que pagar en bahts tailandeses.

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Malasia: chicken rice

La gastronomía malaya es, posiblemente, mi favorita del sudeste asiático. ¿El motivo? Sin duda, su gran mezcla cultural: en Malasia (donde tendrás que pagar en ringgits malayos) puedes desayunar malayo, comer indio y cenar chino, todo sin moverte de la misma ciudad. Mi plato favorito es tan sencillo como rico: chicken rice (hananese style), un plato de arroz con pollo -que dicho así parece lo más soso del mundo- y que tiene un sabor dulzón y especial que hace que cada vez que viajo a Malasia lo coma una y otra vez. ¡Imperdible!

Plato de chicken rice

Myanmar: curry birmano

La verdad es que desconozco el nombre original del plato, yo lo llamo «curry birmano» por ser un curry el plato principal y ser cocinado y comido en Birmania (mucho no me he devanado los sesos, pero es que cuando le puse el nombre estaba haciendo la digestión y tenía toda la sangre en el estómago). El curry puede ser de pollo, pescado, cordero, o loquesea, aunque ojo, si te esperas un platito con un sencillo curry estás muy equivocado, aquí las grandes protagonistas son las guarniciones que lo acompañan: arroz, ensaladas, hierbas aromáticas, salsas, papadam, sopas… vamos, un sinfín de actores secundarios divertidos y sabrosos.

Plato de curry birmano

Laos: papaya salad

La comida laosiana no hizo brecha en mi corazón estómago como lo hizo la tailandesa o malaya, pero oye, esto no quiere decir que en Laos no haya nada rico que comer. Mismamente, yo no me perdería la Tam Maok Hung, una ensalada de papaya verde muy curiosa que se prepara con un aliño de chili, azúcar, lima, cacahuetes y salsa de pescado. Para mí es uno de aquellos platos que hay que probar (por lo menos) una vez en la vida.

Plato de papaya salad

Camboya: amok

¡Amok de mi vida! Este plato camboyano es uno de mis favoritos del mundo mundial y es que está para chuparse los dedos (y rechupárselos). El amok es un guiso de pollo o pescado preparado sustancialmente con leche de coco y lemongrass. A veces se usa el propio coco a modo de plato para servirlo, muy ecofriendly. ¡Mi reino por un amok!

Plato de Amok

Vietnam: pho bo

Puede que haya platos de la cocina vietnamita más ricos, sugerentes y caros, pero una cosa es cierta, el pho bo es la gran estrella de la patria de Ho Chi Minh. Los vietnamitas degustan esta sopa para desayunar, para comer, para merendar y para cenar, ¡y no se cansan nunca! La verdad es que es un plato súper sabroso y curioso: la sopa se prepara con noodles de arroz, caldo y láminas de ternera, pero además se sirve con una gran cantidad de vegetales y hierbas aromáticas que vas agregando según tus gustos, es por esto que cada pho bo es diferente dependiendo de quién lo cocina y quién lo come.

Plato de pho-bo

Ten en cuenta que la moneda en curso en Vietnam es el dong vietnamita.

Indonesia: satay

El satay indonesio no es otra cosa que brochetas de carne (normalmente pollo) acompañadas por una riquísima salsa de cacahuete. Es un plato barato y delicioso que se encuentra fácilmente en cada rincón del país, lo que lo lleva a luchar por el puesto número uno del streetfood asiático. En Bali, aprendí a cocinarlo y si yo pude… tú también. El secreto para obtener una rica salsa de satay es mezclar agua templada con azúcar, soja, ajo y cacahuetes triturados. ¡Mmm!

En Indonesia, tendrás que pagar en rupias indonesias, moneda que puedes cambiar con Global Exchange.

Singapur: chili crab

Que levante la mano a quien no le guste el picante. Pues malas noticias para vosotros, ¡os quedáis sin cenar! Aunque yo os aconsejaría dar una oportunidad a este plato de cangrejo y salsa de tomate y chili… ¡está de muerte! No es el plato más barato de las mesas singapurenses, pero merece la pena hacer un pequeño esfuerzo económico y llevarse a la boca este manjar, no en vano es la receta nacional de Singapur.

Plato de chili-crab

Filipinas: halo halo

Que Filipinas es un país fascinante y extraño a la vez es absolutamente cierto: en ocasiones te parecerá estar viajando por Sudamérica más que por Asia y la gastronomía es totalmente diferente al resto sus países vecinos. Aquí puedes comer lechón, tapa, adobo y carnes con salsas que recuerdan más a la cocina de tu abuela que a la de una isla en pleno sudeste asiático. Sin embargo, el que os traigo es un postre, el halo halo, uno de los platos más curiosos y divertidos que trae locos a los filipinos, sobre todo a los más pequeños. Se trata de un vaso con hielo picado en el que se vierte leche condensada y se rocía con gelatinas de fruta, coco, judías dulces, fruta caramelizada y otras sorpresas que lo hacen parecer un árbol de Navidad con tantos colores.

Plato de halo-halo

El primer halo halo no se olvida nunca (¡y es mucho más rico de lo que parece!).

Imagen de portada: Unsplash.

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