No existe una carretera más popular en todo el mundo. En poco más de medio siglo, millones de historias desgastaron el asfalto del centro de Estados Unidos. Y aunque en nuestros días es más un recuerdo que una carretera, todavía muchos viajeros siguen rememorando el auge de otra época y poniendo a prueba su habilidad para fotografiar cómo fue y cómo es la mítica Ruta 66.
Ruta 66: un poco de historia.
En noviembre de 1926 se inauguraba la calle principal de América, un recorrido de 3940 kilómetros capaz de unir el oeste con el este, atravesando el extenso e inhóspito interior del país a lo largo de ocho estados, desde Chicago, en Illinois, hasta Santa Mónica, en California.
La 66 fue mucho más que una larga carretera, pues permitió que a partir de la década de los treinta muchos emigrantes viajaran a buscar fortuna al otro lado del país, donde se decía que la economía era mejor. Una verdadera aventura, semanas de viaje que marcaron la memoria de varias generaciones, y convirtieron la US 66 en un auténtico mito.
La ruta 66 ya no existe.
O al menos, no como Ruta 66. Veamos. Durante medio siglo, la US 66 fue la carretera imprescindible para moverse del nordeste al suroeste. Pero en los 80, la red de carreteras federales fue reemplazando segmento a segmento el trazado de la 66 hasta desaparecer de la red de carreteras, en junio de 1985.
Sin embargo, los estadounidenses no querían borrar de su memoria –ni tampoco de los mapas– la que fue su carretera madre. Como homenaje, poco después los estados por la que transcurría empezaron a recuperar pequeñas fracciones y a instalar señales con su nueva denominación Historic Route 66.

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Es fácil sentir nostalgia y hacerse una idea de la importancia de la Ruta 66 para los americanos del siglo XX, y acompaña bien ese sentimiento el éxito Bobby Troup, interpretado por primera vez por King Cole Trio, en 1946.
Nostalgia en el asfalto. De viaje por la 66.
Aunque ya no es posible hacer la Ruta 66 original, el recorrido habilitado como Historic Route 66 permite imaginar cómo se conducía hace ya casi cien años. La actual Ruta Histórica 66 transcurre paralela a autopistas interestatales, en gran parte junto a las I-44, I-40 e I-15. Estas permiten circular a mayor velocidad y su trazado es mucho más recto.
No obstante, la Histórica 66, al igual que la 66 original, atraviesa ciudades y pequeños pueblos. Muchos florecieron cuando la ruta pasaba por ellos, en cambio ahora están en evidente decadencia, especialmente los que han quedado más alejados de las interestatales.
Conforme avanzamos, los postes y las típicas marcas en la carretera nos confirman que vamos por el buen camino. A lo largo de 4000 kilómetros, la lista de lugares para observar es interminable, pues el paso del tiempo ha convertido hasta el más cutre motel de carretera o la más ruinosa gasolinera, en un interesante objetivo fotográfico.
Si, conduciendo de pueblo en pueblo, llegamos hasta una carretera tan estrecha que parece ser de un solo carril, con el asfalto completamente agrietado y entre campos de cultivo, probablemente estamos sobre un trozo de la ruta 66 original. No quedan muchos, ni desvelaremos aquí dónde encontrarlos. Lo dejamos en tus manos, pues te llenarás de satisfacción al encontrarlos.
¿Por qué viajar a la Ruta 66?
No hay duda de que la 66 es todo un símbolo de Estados Unidos, ¿pero justifica su renombre un trayecto tan largo en carretera? Para muchos es el viaje –o incluso la aventura– de sus vidas. Para otros, una forma de atravesar el país cuando se dispone de tiempo.
Los principales destinos de Estados Unidos están en las costas y en el norte del país. Hablamos de Miami, Nueva York, Boston, varias ciudades de California, Portland y otros imperdibles situados en el centro como Chicago, Las Vegas, o los Parques Nacionales de Grand Canyon o Yellowstone.
Conducir la 66 al completo –o, mejor dicho, ir paralelos a ella–, nos va a permitir pasar por Chicago, Las Vegas y Los Ángeles y, en su paso por Arizona, el Gran Cañón queda relativamente cerca. Entonces, todavía podemos considerar la ruta un buen medio de transporte, como lo fue a mediados del siglo pasado.
Además, en los ocho estados que recorre: Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California, hay otros puntos turísticos interesantes que, si no fuera porque estamos haciendo la ruta 66, nunca conoceríamos.
Puro estilo americano, todo muy gringo, dirían algunos. Moteles, restaurantes, cafeterías, gasolineras, talleres mecánicos, tiendas, oficinas postales… muchos de ellos en desuso, esperando al viajero ávido de fotografías; otros, convertidos en tiendas de souvenirs. Y, en todos ellos, un elemento común: el escudo con el número 66 muy grande, señal de identificación de una carretera e icono turístico de un país.
¿Cómo viajar por la 66?
Seguir la Ruta Histórica 66 se vuelve tarea complicada en varios momentos pues se bifurca, se adentra en ciudades, está cortada, ocupada por cultivos y, frecuentemente, pisada por nuevas carreteras. A veces no queda más remedio que conducir varias millas por la interestatal y otras veces, simplemente, no sabemos dónde perdimos la 66.
Hacerse con una guía de viaje con mapas de la ruta es buena idea. También un GPS. O los mapas cargados en el teléfono móvil.
Conducir 4000 kilómetros requiere tiempo. ¿Cuánto? Depende de la distancia recorrida cada día, y de lo que paremos por el camino. Podríamos decir que dos semanas es un tiempo muy ajustado para hacerla al completo.
No hay duda de que para viajar por la 66 necesitamos un vehículo. Podemos alquilarlo en la ciudad que hayamos elegido como destino. En coche, es la opción más cómoda, en moto, la más auténtica.
No es un viaje barato. A pesar de que la gasolina en Estados Unidos no es cara (en junio de 2016, costaba 2,30 dólares americanos cada galón, unos 0,50 euros/litro), los vuelos a Estados Unidos, alquilar un vehículo y dormir por la ruta, suben el presupuesto.
Para viajar a Estados Unidos, los ciudadanos de determinados países no necesitamos aplicar por el visado tradicional. Basta con tramitar la ESTA (Electronic System for Travel Authorization) por Internet.
Ya sabrás a estas alturas que en Estados Unidos la moneda oficial es el dólar americano y que, como te recomendamos en Travel and Exchange, puedes viajar con dólares cambiándolos de forma sencilla con Global Exchange.
© Imágenes: Randy Heinitz,Paul Falardeau. Shal Farley, Ross Griff y Anna.
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