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Bremen, no solo para trotamúsicos

Bremen, no solo para trotamúsicos

Si tengo que ser sincera, diré que cuando decidí viajar a Bremen no lo hice por encontrarse esta ciudad alemana en mi lista de lugares que quiero visitar antes de morir, ni por haber leído grandes historias sobre ella, ni por nada parecido. Viajé hasta Bremen porque buscaba un vuelo barato a alguna ciudad de Alemania para empezar el Interrail, y apareció esta.

La cuestión es que antes de comprar el vuelo, indagué un poco sobre Bremen y lo que en ella encontraría y no vi más que una bonita y accesible ciudad, al noroeste de Alemania y a orillas del río Weser, con coloridas y simétricas fachadas, todas puestas en el orden más perfeccionista. Y decidí comprar ese vuelo tirado de precio. Sin duda, fue una gran decisión.

Cómo llegar a Bremen.

Bremen es una ciudad a la que resulta sencillo llegar tanto en avión como en tren ya que de ambas formas está bien comunicada. En el primer caso, yo, por ejemplo, volé desde Madrid (España), por unos 40 euros, ida y vuelta, con Ryanair y llegué al único aeropuerto con el que cuenta, el Aeropuerto de Bremen. Desde allí, puedes coger el tranvía número 6 que, por 2,70 euros, te llevará hasta el centro (la parada es City Centre).

En el caso de que llegues hasta Bremen en tren, la estación principal, la de Hauptbahnhof, está en pleno centro y además, utilices este medio de transporte o no, es digna de ver por lo que te recomiendo que te acerques hasta allí.

Imagen de la estación de tren de Hauptbahnhof, en Bremen.

Es una buena opción que empieces la visita a la ciudad desde aquí porque podrás ir directamente a la Sögestrasse (la calle de los cerdos), la avenida más comercial y que debe su nombre a la Edad Media, cuando los pastores la recorrían para ir a vender ganado al mercado. De hecho, verás unas figuras de bronce en tu camino que te lo recordarán.

De sus músicos a su música.

Puede que el nombre de Bremen te resulte familiar y no sepas por qué. O puede que, si eres de mi generación o alguna(s) anterior(es), directamente, hayan aparecido en tu cabeza los músicos de Bremen, los divertidos personajes del cuento de los hermanos Grimm que fueron llevados a la pantalla en la mítica serie Los Trotamúsicos.

Imagen de la estatua de los músicos de Bremen.En cualquier caso, y dada mi debilidad por estos cuentos, quiero empezar mi recorrido oficial contigo por Bremen por la estatua de bronce que rinde homenaje a estos personajes en la ciudad, creada por el artista Gerhard Marcks en 1951. El motivo de la misma es que, si lo recuerdas (y si no, te lo cuento), el objetivo de los cuatro animales que aparecen en el cuento (un burro, un perro, un gallo y un gato, repudiados por sus dueños) es llegar a Bremen para convertirse en músicos.

Podrás encontrar esta estatua en la parte oeste del Ayuntamiento (mira bien porque visible, lo que se dice visible, no está). Y, por eso, mi siguiente parada es el edificio consistorial, construido entre 1405 y 1410 y cuya fachada, del estilo del Renacimiento del Wesser, te deslumbrará. Será por eso que ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dentro del mismo, podrás visitar su bodega, que cuenta con 650 vinos alemanes distintos. Y justo a la derecha de este edificio, verás la Catedral de St. Petri, iglesia evangélico-luterana, con más de 1200 años de historia.

Imagen de la Bottcherstrase, en Bremen.Desde aquí, sitúate en el centro de la plaza que queda a tus espaldas y da una vuelta sobre ti mismo. Ten cuidado y no te choques con la estatua de Roland de Alemania, símbolo del derecho y la libertad desde 1404. Y ahora, disfruta, es la Marktplatz (plaza del mercado). En la cara oeste de esta encontrarás una serie de coloridos edificios, entre los que está la caja de ahorros, que cuenta con una fachada de 1755, o la farmacia del Ayuntamiento. Si gustas, podrás sentarte a tomar algo en alguna de las mesas que sirven de atrezzo en esta plaza, con sus sombrillas rojas.

Callejeando, te recomiendo que te acerques a Böttcherstrasse, vía construida en los años 20, y recorras cada uno de los recovecos de sus 110 metros de longitud, salpicados de bonitas tiendas, museos y talleres. En ella, también encontrarás un carrillón compuesto por 30 campanas de porcelana de Meissen y si pasas en el momento exacto (también puedes hacer trampa y mirar los horarios), escucharás su melodioso sonido.

De Böttcherstrasse a la ribera del Weser.

Cuando hayas terminado en Böttcherstrasse, puedes darte un paseo hasta el barrio más antiguo de esta ciudad, el de Schnoor, donde encontrarás casas de los siglos XV y XVI. Y en tu camino hacia el mismo, puedes aprovechar para ver el edificio del Parlamento de Bremen (Bürgerschaft), construido por Wassili Luckhardt en 1966, la sede de la Cámara de Comercio (Schütting) o la Iglesia de Nuestra Señora, que data del siglo XI.

Una buena opción para que acabes tu visita a Bremen es ir hasta la ribera Schlachte del Weser, donde podrás disfrutar de sus terrazas, si hace buen tiempo (cuando yo fui en marzo, no lo hacía), o de un bonito paseo en barco. Si no, siempre podrás verlo desde cualquiera de sus cervecerías. Eso sí, si has tenido suerte y el sol te acompaña, ¡no te vayas sin darte un paseo por el Bürgerpark (el parque de los ciudadanos)!

Imagen del Bürgerpark, en Bremen

Bremen es una ciudad muy manejable para recorrerla andando, si no te importa darte laargos paseos y podrás verla en un par de días, tranquilamente, en uno, algo más acelerado, o en unas horas, muy, muy deprisa, como hice yo por el tipo de viaje que me llevó hasta allí.

Y si sigues queriendo disfrutar de Alemania, siempre podrás coger un tren en la estación de Hauptbahnhof que te llevará a Hamburgo, en una hora, y a Berlín, en unas tres.

Dónde puedes cambiar dinero para tu viaje.

Para viajar a Bremen, necesitarás euros. Global Exchange cuenta con casas de cambio de moneda en los principales aeropuertos de más de 20 países. Consulta las oficinas en tu país y viaja con tranquilidad, siempre con la moneda lista para pagar todo lo que necesites.

© Imágenes: Miriam Gómez Blanes, Peter Hauschild, Kapa65 y undulatus.

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