Pocos países del mundo pueden presumir de poseer, nada más y nada menos, que nueve lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Argentina es uno de ellos.
Argentina es una inmensidad natural. El hombre se congrega en algunas grandes ciudades, casi temeroso de esos grandes espacios abiertos en los que se siente extraño. Glaciares como el del Perito Moreno, tierras yermas, bosques, montañas, océano, ríos… Argentina es un paraíso para aquellos que buscan encontrarse con la naturaleza y huyen del turismo urbanita.
Uno de los atractivos naturales argentinos, que figura en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco, es la Península Valdés.
¿Cómo llegar a Península de Valdés?
Desde España, lo habitual es tomar un vuelo a Buenos Aires. Una vez llegas a la capital argentina, para viajar a la Península de Valdés tienes dos opciones principales: avión y autobús (u ómnibus, como lo llaman allí).
En avión, el trayecto entre Buenos Aires y Puerto Madryn (principal ciudad de acceso a la Península Valdés) lleva 1 hora y 50 minutos, mientras que el viaje en autobús, en el que recorres unos 1330 km de carreteras, no baja de las 16-17 horas. La diferencia es muy grande, así que si tienes prisa o no te importa pagar un poco más, te aconsejo que vueles. Además, a veces hay buenas ofertas.
La parte buena de viajar en autobús es que conoces el paisaje y los autobuses argentinos se encuentran entre los más cómodos de los que he utilizado por el mundo.

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Llegando a Puerto Madryn y eligiendo un tour a Península Valdés
Cuando llegas a la ciudad de Puerto Madryn, te das cuenta de que todo allí gira en torno a Península Valdés.
Puerto Madryn es un lugar pequeño, habitado por unos 100 000 habitantes y compuesto por calles de casas bajas sin gran belleza arquitectónica. Su playa tampoco tiene mucho, pero la gente viene aquí por dos razones: ser la puerta de entrada a Península Valdés y haber sido escogido como el mejor punto de buceo de Argentina. Realmente, ambas razones están relacionadas.
Tras aprovechar un poco la playa –si vas en el verano austral– y tomar algo por la ciudad, debes ponerte a buscar un tour para visitar Península Valdés.
Realmente, puedes alquilar un coche y entrar por tu cuenta, pero los alquileres suelen ser caros e ir con un guía enriquecerá tu visita. Además, si vas solo, te viene bien para conocer gente. Hay varios tours distintos siendo los de la pingüinera de Punta Tombo, la lobera de Lomas y el de Península Valdés los más demandados. Yo elegí este último.
Tour en Península Valdés
Comenzamos el tour a primera hora de la mañana. Una furgoneta de 10 plazas pasó a recogerme por el hostal y, aún con cierta resaca de la noche anterior – hay un par de buenos pubs en Puerto Madryn –, saludé a mis nuevos compañeros de viaje: tres amigos argentinos, una pareja de vascos y Cecilio, un chaval granadino que venía de hacer fotos a su hermano en el primer Rally Dakar que se corría en tierras sudamericanas.
Pusimos rumbo a la península, cruzando la yerma tierra del istmo Carlos Ameghino para entrar al conjunto de reservas naturales (hay seis en la península).
Allí había una especie de control donde se abonaba la entrada. Debido a la loca inflación de Argentina, ahora ya no se pagan los 50 ARS (pesos argentinos) que pagué en su día, sino 330 ARS si eres extranjero y 180 ARS si eres argentino (50 ARS si eres residente de la provincia de Chubut).
Tras ingresar en la península, pusimos rumbo a Puerto Pirámides, la única población habitada de todo el parque. Durante la ruta, el paisaje era árido y vi algún zorro corretear entre los arbustos. También hay guanacos, armadillos, maras –una especie de liebre patagónica– y choiques patagónicos (conocido como el «avestruz patagónico»).
Puerto Pirámides no tiene más que dos minúsculas calles en las que se forman remolinos de arena los días de más viento.
Allí nos separamos y todo el grupo se subió a un gran catamarán con el que saldrían a recorrer parte de la costa. Yo no elegí esa opción, ya que no era temporada de avistamiento de ballenas y creía que no merecía la pena. Y acerté.
Ese tipo de excursiones son un extra que hay que pagar aparte y entre diciembre y junio es tirar el dinero.
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Las ballenas francas –el mayor atractivo turístico de Península Valdés- pueblan las costas frente a Península Valdés entre junio y diciembre, siendo la temporada alta de septiembre a noviembre (verás más ballenas, pero también a precios más altos y rodeado de muchos más turistas).
Me quedé paseando por la extensa y preciosa playa que hay junto a Puerto Pirámides, teniendo la suerte de poder observar, en completa soledad, como un lobo marino se apareaba con una hembra de su especie.
Al regresar mis compañeros, el guía nos llevó a distintos puntos de observación para que viéramos distintas loberas y colonias de pingüinos.
Tanto unos como otros reposaban en absoluta tranquilidad, sabedores de que se encontraban en una reserva protegida.
Estuvimos no menos de seis horas patrullando por las distintas reservas, para acabar presenciando un atardecer de esos que se graban a fuego en tu memoria.
Además, me llevé unos buenos amigos con los que seguiría mi viaje por Argentina. Cecilio y la pareja de vascos (Ainhoa y Jon) vendrían conmigo a Bariloche.
Una visita que no puedes dejar de hacer en Argentina.
¿Dónde puedo cambiar dinero para mi viaje?
La moneda en curso en Argentina es el peso argentino. Si la tuya no lo es, podrás cambiarla con Global Exchange, que cuenta con casas de cambio de moneda en los principales aeropuertos de más de 20 países. Consulta las oficinas en tu país y viaja con tranquilidad, siempre con la moneda lista para pagar todo lo que necesites.
Alejandro
4 Sep 2017Península Valdés es un destino mágico y la fauna marina increible por la cantidad y diversidad.