Los primeros instantes en la capital de Vietnam suelen ser un tanto desconcertantes. En el trayecto que te conduce desde el aeropuerto de Noi Bai a los distritos centrales (a unos 35 kilómetros de distancia) te percatarás de un caos muy peculiar cuya solución se presenta con dos alternativas: huir… o unirte a él. El principal causante de este desbarajuste es el río de motos que inunda las vías y calles de Hanoi, un medio de transporte muy cómodo para moverte por la urbe, aunque te juegues la vida en ello.
Hanoi tiene fama de ser una ciudad anodina y con gente de carácter hosco si se compara con Ho Chi Mihn City, su bella hermana del sur. Sin embargo, el viajero que busque disfrutar de buenas experiencias en la capital de Vietnam las encontrará, sin duda, en esta metrópolis del sudeste asiático que está en constante crecimiento y evolución desde el final de la Guerra de Vietnam, en 1975.
Tradiciones y sabiduría vietnamita
Caótica, muy ruidosa, repleta de motos… pero también es una urbe con una amplia oferta de museos y espacios culturales donde lo antiguo y lo nuevo se fusionan con una armonía insólita. Un buen ejemplo de ello es el Teatro de Marionetas de Agua Thang Long, cerca del lago Hoan Kiem, un espectáculo ideal para comprender un poco mejor cómo es la cultura vietnamita y que cuenta con una antigüedad estimada de mil años. La función dura aproximadamente una hora, y en su trascurso se representan temas habituales de la cultura vietnamita, como historias de campesinos o leyendas de animales mitológicos.
Al salir del espectáculo, puedes dar un paseo por la zona del lago Hoan Kiem, una alberca que formó parte del río Rojo hasta que desviaron su cauce en 1490. Desde entonces, es el epicentro de la capital de Vietnam, ya que linda con el Barrio Viejo al norte y con el Barrio Francés al sur. Esto lo convierte en el pulmón verde de Hanoi y en un lugar muy agradable para caminar sin rumbo. No te pierdas el precioso puente de Huc o la ocasión de cenar en los puestos callejeros de la zona para probar el tradicional pho, sus frescos mariscos, los deliciosos rollitos de arroz o el pescado frito. No obstante, si te lo puedes permitir, puedes darte el lujo de comer en el local de Bobby Chinn, un chef televisivo que se hizo famoso por sus revisiones modernas de la comida tradicional asiática.

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Otro imprescindible de Hanoi es el Templo de la Literatura, que fue la primera universidad del país. Se trata de un lugar muy antiguo y venerado. Fue construido en el año 1070 para rendir tributo a Confucio. Entre sus muros, se ha salvaguardado la cultura y la sabiduría de la ciudad durante un milenio. De hecho, desde su creación se utilizó como universidad donde se formaba a los mandarines y a las élites encargadas de dirigir el destino de Vietnam.
Venerando al líder
Y como Vietnam es actualmente una república socialista, el país está repleto de lugares que rinden culto a Ho Chi Minh, considerado el padre del Vietnam moderno. Sus restos descansan en un mausoleo ubicado en la plaza de Ba Dinh, en el distrito homónimo situado al oeste de Hanoi. El mausoleo de Ho Chi Minh está fabricado con mármol extraído de uno de los refugios del Viet Cong, en las montañas de Da Nang. «No hay nada más precioso que la Independencia», reza la leyenda que preside el edificio. Si quieres entrar a ver el cuerpo momificado del líder, tendrás que hacerlo por una cola especial donde debes guardar silencio, no llevar ropa indecorosa y mostrar una actitud respetuosa.
En el mismo distrito hay otros edificios interesantes relacionados con Ho Chi Minh. Por ejemplo, el denominado Palacio Presidencial, una imponente casa colonial construida en 1906 como residencia del máximo representante de Francia, en lo que ellos llamaban Indochina. Junto a este edificio se encuentra la Casa Zancuda, una pequeñísima casa sobre pilares en la que residió el «tío Ho» hasta su muerte renunciando a los lujos del palacio. Además, muy cerca está emplazada la pagoda de un solo pilar. Este bonito templo se alza sobre un estanque con flores de loto.
Pagodas y barrios con mucha historia
Otro lugar que me gustó mucho de Hanoi es la zona del lago occidental o Ho Tay, donde se levanta la singular Pagoda de Tran Quoc, que es la más antigua de la ciudad. Su estructura es de lo más original gracias a sus 11 plantas de forma octogonal y su color rojo intenso.
Y no te puedes ir de Hanoi sin pasear por sus distritos más históricos, el Barrio Viejo y el Barrio Francés. El primero está emplazado al norte del Lago Hoan Kiem y sorprende al viajero por los numerosos puestos de todo tipo que encuentras en sus callejuelas. Aquí encontrarás el Templo de los Gremios o el Mercado de Dong Xuan. No olvides regatear antes de gastar unos cuantos dongs (la moneda en curso en este país que podrás conseguir con Global Exchange) en preciosos cuencos de laca o artesanía local. En el Barrio Francés hay muchísimos edificios coloniales de la antigua Indochina que levantan pasiones como la Opera o el exclusivo Sofitel Metropole Hotel.
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