Malasia ha sido, durante mucho tiempo, uno de los grandes desconocidos del sudeste asiático y es toda una injusticia. Pero, poquito a poco, se está consolidando como un destino turístico para todo tipo de viajeros porque este país ofrece una combinación de lugares, experiencias, culturas y religiones muy difícil de superar en el mundo. Hoy, vamos a darte 5 motivos para animarte a visitarlo.
1. Sus islas.
Todos conocen las playas e islas de la vecina Tailandia, y es verdad que son preciosas, pero suelen estar llenas de turistas venidos desde cualquier rincón del mundo. En Malasia podrás descubrir islas iguales o más bonitas que las tailandesas y con la mitad de gente. Aunque tenemos que ser honestos, no vas a encontrarte como Tom Hanks y Wilson en su isla desierta. Este paraíso cada vez se está dando más a conocer, pero todavía mantiene un toque de autenticidad. Hay islas como las Perhentian, para todos los bolsillos, Tioman o Redang, más destinadas a viajes organizados, o Kapas, para viajeros independientes.
2. Su gastronomía.
Nasi goereng, satay, mee goereng… son los platos más típicos de Malasia, pero no son los únicos. Este país cuenta con una de las gastronomías más ricas y variadas de toda Asia. Gracias a la influencia hindú, china y europea, junto con los sabores autóctonos, los menús están llenos de recetas diferentes y sabrosísimas. Elijas lo que elijas, acertarás (aunque ojo al picante) y, además, ¡es barato! ¡A ponerse las botas se ha dicho!
3. Su capital, Kuala Lumpur.
Kuala Lumpur, uno de los brazos económicos del sudeste asiático, no suele dejar indiferente a los viajeros que la conocen por primera vez: algunos la encuentran sin personalidad, sin historia y sin demasiados atractivos, más allá de las Torres Petronas. Sin embargo, si le damos una segunda oportunidad, se nos presentará como una de las ciudades más completas de Asia (¡y del mundo!).
Fue, y es, el destino de muchas comunidades extranjeras que buscan mejorar su situación económica, lo que ha hecho que en una misma ciudad nos encontremos una Little India, una Chinatown o una Little Myanmar. Podemos definirla como «la capital de los contrastes».
4. Su gente.
La gente de Malasia es una de la más hospitalaria de Asia, y lo pude comprobar cuando viajé sola durante un mes por el país. Los malayos son un pueblo acogedor, siempre dispuesto a echarte un cable. Si te ven en dificultades, no dudan ni un momento en ayudarte en lo que puedan (e, incluso, si no estás en dificultades son súper amables, como aquel vendedor que me regaló bolsitas de fruta antes de que me montara en un bus).

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5. Es diferente.
Malasia cuenta con lugares únicos y diferentes. En la parte peninsular podemos visitar el Taman Negara (una de las selvas tropicales más antiguas del mundo), los Cameron Highlands (las tierras altas llenas de plantaciones de té), Penang (la capital malaya del street food y del street art), Kuala Lumpur (la jungla de acero del país), Melaka (una ciudad colonial preciosa) y sus maravillosas islas. La parte de Borneo es más salvaje, inexplorada y aventurera… Aquí podrás hacer algún trekking en busca de orangutanes o explorar sus fondos marinos (¡de los mejores del mundo!).
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