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Barcelona a través de sus monumentos imprescindibles

Barcelona a través de sus monumentos imprescindibles

Barcelona, en España, no es ciudad para una sola vez. Quien la visita, quien la conoce, le gusta y repite. De las muchas facetas que ofrece, sus monumentos sirven de estaciones para trazar una ruta de varios días donde Gaudí y Domènech i Montaner son los dos grandes protagonistas.

Si viajas a Barcelona por primera vez, tus grandes expectativas se quedarán cortas, hay tanto por ver que es importante organizarse y priorizar. Pero también dejarse llevar, sabiendo que, dentro de poco, volverás a la Ciudad Condal. Si ya la conoces, seguro que todavía te quedan lugares nuevos por visitar, y en cualquier caso, como bien sabes, no solamente es el lugar, sino también el momento y la compañía, los que configuran la mejor experiencia viajera.

Arrancamos con este mapa de Google, donde hemos marcado los seis monumentos imprescindibles de Barcelona, para que lo tengas guardado como referencia. Con 4 días tienes tiempo suficiente para verlos todos con detenimiento y avanzando entre ellos en metro y algo de caminata.

Sagrada Familia

El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, su nombre completo, es el máximo exponente del modernismo catalán. Una obra gigantesca planificada a finales del siglo XIX por Francisco de Paula del Villar y Lozano en las afueras de aquella Barcelona en la que Gaudí trabajaba de delineante del reputado arquitecto diocesano. Poco después de comenzar la construcción, Gaudí se hizo cargo del proyecto completo, lo rediseñó y lo siguió modificando durante el resto de su vida.

Con grúas, con andamios, la Sagrada Familia es, de lejos, el monumento más visitado de España y se ha convertido en el icono indiscutible de la ciudad. Cuando acaben las obras, tras casi 150 años, también será el más alto, por encima de la torre Mapfre y del hotel Arts. Cada día, miles de visitantes cumplen su sueño de llegar a Barcelona y verla con sus propios ojos por fuera, desde todos sus ángulos y, poco después, quedan fascinados con su espectacular interior.

Parc Güell

En lo más alto de Gràcia, otro emblema de la ciudad, de la mano de Eusebi Güell y de Gaudí. El conde era amigo personal y mecenas del artista. Su apellido da nombre a varios reconocidos monumentos de Gaudí y es internacionalmente conocido por el Parc Güell. Este extravagante y cautivante parque público fue concebido en la época de máxima expresión creativa de Gaudí, en su etapa naturalista. Güell adquirió los terrenos y proyectó sobre ellos un complejo residencial inspirado en las urbanizaciones británicas, salvando las pendientes y comunicando las viviendas con decorados pasajes y escaleras con el arte de Gaudí. Nunca fue terminado como urbanización y en vez de eso, dado su interés arquitectónico y paisajístico, se convirtió en parque privado, hasta que fue adquirido por el ayuntamiento en 1922.

Casa Milà

Gaudí revolucionó el concepto de edificio de viviendas del Eixample (ensanche) de Barcelona. El naturalismo de su fachada rompió todos los esquemas de la época llegando a ser fuertemente criticada, de ahí que se le conozca como La Pedrera —la cantera—, en catalán. El proyecto fue encargado por el pudiente matrimonio Milà-Segimon y fue residencia de familias burguesas de principios del siglo XX.

Como sucedió con otras obras del artista catalán, tras su reprobación inicial, el resultado acabó siendo alabado y, a día de hoy, es uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Está en la esquina entre Carrer de Provença y Passeig de Gràcia, ya cerca de la Diagonal. Merece la pena entrar a conocer La Pedrera, su piso amueblado permite imaginar cómo era la vida de aquellas familias catalanas, el antiguo desván, ahora Espai Gaudí, su patio interior y, especialmente, su azotea, todo incluido en la visita estándar.

Casa Batlló

Caminar por el Passeig de Gràcia es imprescindible para contemplar la arquitectura de la ciudad. En la antigua ruta de Barcelona a, la entonces vecina, Gràcia se trasladaron las familias burguesas de mediados del XIX. Tras la Expo de 1888 empezaron a levantar imponentes edificios de cuatro plantas, contratando a los arquitectos más renombrados.

La manzana de la discordia, entre Carrer d’Aragó y Consell de Cent, concentra mejor que ningún otro sitio las variantes del modernismo catalán, pero también la rivalidad existente tras los mejores planos de la época, los de Enric Sagnier, Marceliano Coquillat, Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y los de Antoni Gaudí.

El industrial textil Josep Batlló y su mujer, Amàlia Godó, encargaron a Gaudí la remodelación de su edificio, en el número 43 del Paseo. Entre los cambios realizados destacaron su característica fachada con balcones que parecen máscaras venecianas, el piso principal donde residían los Batlló, el patio revestido en azulejos azules y la azotea, especialmente llamativa por su bóveda con forma de dragón. Es igualmente interesante por dentro, por conservar el mobiliario original y por la decoración y distribución de espacios que solo podía ser obra del genio Gaudí.

Palau de la Música Catalana

Otra obra clave del modernismo catalán, esta vez de Lluís Domènech i Montaner. Desde su inauguración, en 1908, por aquí han pasado grandes orquestas como la Filarmónica de Viena o la de Berlín; directores y compositores como Igor Stravinsky, Enric Granados, Richard Strauss, Maurice Ravel, Manuel de Falla y una interminable lista de nombres de prestigio internacional. Sigue siendo lugar de actuación de famosos cantantes, artistas y grupos musicales.

Como edificio, es una auténtica maravilla arquitectónica en hierro y vidrio. Desde sus fachadas hasta su magnífica sala de conciertos, con su inconfundible escenario, sin obviar el vestíbulo, ni la preciosa platea. Todas las artes aplicadas son del ilustre arquitecto catalán y puedes apreciarlas de cerca en una visita guiada por su interior.

Recinte Modernista Sant Pau

Dejamos para el final la mayor obra modernista del mundo, un conjunto hospitalario de doce edificios dispuestos sobre una plaza ajardinada. Caminando entre estas obras tan coloridas y recargadas es fácil olvidar que se trata de un hospital, y no una mini ciudad modernista. El primer hospital fue levantado en 1401, pero no fue hasta los primeros años del siglo XX cuando el banquero Pau Gil financió el gran proyecto de Domènech i Montaner, tan ambicioso que tardó casi treinta años en ser completado.

El actual hospital de la Santa Creu i Sant Pau está al norte del recinto modernista, en nuevos edificios construidos a partir del año 2000, dejando las antiguas instalaciones libres para investigación y usos educativos y culturales.

La visita recorre los pabellones originales repasando la historia de Barcelona ligada al desarrollo de la medicina. Comienza con la exposición del Pabellón de Sant Salvador, atraviesa la plaza para contemplar el exterior de los edificios y continúa por el pabellón de Sant Rafael, donde se ha recreado un día cotidiano de atención sanitaria de los años 20. Resulta muy curioso caminar por los pasillos subterráneos que conectan los edificios, imaginando el incesante tránsito de médicos y camillas de otras épocas.

Monumentos Patrimonio de la Unesco

Si has llegado hasta aquí, te conviene saber otro apunte sobre los monumentos anteriormente recomendados: todos son parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Los de Gaudí fueron inscritos en 1984 y 2005 y los de Domènech i Montaner en 1997.

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