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Joyas bizantinas que no puedes perderte en Estambul

Joyas bizantinas que no puedes perderte en Estambul

Estambul, a caballo entre Europa y Asia, es una de las ciudades más vibrantes, inspiradoras y modernas de Turquía, con un atractivo muy especial para el viajero. A cada paso que das por sus calles hay un trozo de historia. En cada barrio, en cada rincón se encuentran restos de lo que fue en su día la antigua Constantinopla, la capital del imperio bizantino y el centro más importante del Mediterráneo.

Prepárate a caminar por sus calles empedradas y subir a las colinas porque allí te esperan monumentos que te van a dejar con la boca abierta. Estas son las joyas bizantinas que no puedes perderte en Estambul:

Santa Sofía

Ayasofya —su nombre en turco— es el icono de la ciudad y una de las iglesias más monumentales que existen. De hecho, es el máximo exponente de la época bizantina. Desde el 360 hasta el 1453 fue la catedral de Constantinopla, hasta que los otomanos la modificaron convirtiéndola en mezquita. Se dice que ante tanta belleza no fueron capaces de destruirla, como solían hacer con otros edificios que se encontraban cuando conquistaban el territorio. Más tarde, Mustafá Kemal Atatürk (primer presidente de la moderna república de Turquía) la convirtió en museo, así que hoy en día no encontramos en su interior gente rezando, sino turistas.

La recomendación es que te tomes todo el tiempo del mundo para contemplar su magnitud y los detalles de los mosaicos de su interior. Si tu visita coincide con la puesta de sol, podrás disfrutar desde una de las ventanas del piso superior del perfil de las cúpulas del exterior con la mejor luz del día.

Cisterna de la Basílica

Entrar en ella es como entrar en un palacio subterráneo. Prepárate para quedarte maravillado/a por una de las mayores obras hechas por el hombre en la época bizantina. La Cisterna de la Basílica, que se encuentra a pocos metros de Santa Sofía, está sustentada por 336 columnas y en ella caben treinta millones de litros de agua.

Este lugar fue construido por el emperador Justiniano, en el siglo VI, aprovechando restos de antiguos monumentos griegos y romanos, como dos cabezas de Medusas que sustentan una columna. Durante la ocupación otomana, la cisterna quedó en el olvido, pero un holandés se percató de que la gente del barrio cogía agua de un pozo que no se agotaba nunca…y se encontró esta obra de la ingeniería bizantina.

Iglesia de San Salvador de Cora

Esta iglesia de dimensiones reducidas está considerada uno de los ejemplos más bonitos de iglesia bizantina que existen. Su interior está repleto de mosaicos en tonos dorados y frescos de la época, una joya de la historia del arte.

Al igual que Santa Sofía, cuando llegaron los turcos, la reconvirtieron en mezquita y los mosaicos fueron cubiertos con yeso, lo que hizo que se conservaran hasta que se redescubrieron y recuperaron casi intactos, a finales del siglo XIX. Aunque la iglesia está un poco alejada del centro turístico, merece mucho la pena la visita.

Torre de Gálata

Otro de los iconos de la ciudad imprescindible en un viaje a Estambul. Se encuentra en la parte moderna de la ciudad, en lo alto de una colina del distrito de Beyoglu. La construyeron los genoveses, como parte de la fortificación de Gálata en el 1348. Desde lo alto de sus 70 metros, se puede ver una de las mejores panorámicas de la ciudad: la silueta de las mezquitas y todo el Cuerno de Oro. Y si quieres darle un toque romántico a tu viaje, visita la torre a la hora de la puesta de sol, es uno de los mejores lugares para ir en pareja.

Consejos para el viajero

  • Santa Sofía y la Cisterna de la Basílica cierran los lunes y la iglesia San Salvador de Cora los miércoles, información a tener en cuenta para planear tu visita.
  • Santa Sofía se encuentra en el centro histórico y tiene una parada de tranvía muy cerca. La Cisterna de la Basílica también queda a pocos metros de esta. Desde el centro histórico, se puede ir en tranvía hasta la torre Gálata, aunque si se tiene tiempo, es recomendable ir caminando y pasar por el puente de Gálata, un lugar donde la gente local (la mayoría hombres turcos) pasan su tiempo libre pescando y que merece la pena ver para conocer un poco de la esencia de la ciudad.

Justo al inicio del puente está la Plaza Eminönü, donde puedes probar el típico bocadillo de pescado hecho a la brasa en los mismos barcos por un precio muy económico.

  • Para llegar a la iglesia de San Salvador de Cora desde el centro histórico lo ideal es tomar un taxi (se tarda unos 20 minutos), ya que en transporte público queda un poco a desmano. La iglesia es pequeña, por lo que enseguida se llena de turistas; así que si puedes ir a primera hora de la mañana o intentar que tu visita no coincida con un grupo organizado, vas a poder disfrutar mejor de sus mosaicos.

¿Se te ocurre alguna otra joya bizantina que no hayamos nombrado?

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