Bali, Java o Borneo son, sin duda alguna, de las 17 000 islas más conocidas de Indonesia, ya sea por sus templos, su fauna o, incluso, su imagen de isla paradisiaca. Sin embargo, el archipiélago indonesio encierra tesoros y sorpresas en otras muchas islas, como por ejemplo las islas Gili.
A poca distancia de Lombok, las Gili son tres pequeñas islitas que, hasta no hace mucho, el turismo había ignorado. Sin embargo, hoy en día forman parte de los lugares que tantos viajeros quieren conocer durante su viaje por Indonesia.
¿Qué tienen estas tres islas que las hace tan especiales?
Aunque son muy distintas entre sí en cuanto a infraestructuras, cada una es capaz de ser el lugar idóneo para un tipo de viajero al que es posible que las otras dos islas no le cautiven tanto, pero sí que es cierto que las tres tienen cosas en común: playas de blanca arena y coral, cálidas aguas turquesa y la posibilidad de disfrutar del esnórquel día tras día.
De estas pequeñas islas Gili, Trawangan es la mayor y también la que más visitantes recibe. Es, sin duda, la más animada de las tres, con bares, escuelas de buceo y alojamiento para todos los presupuestos. Los turistas recorren la isla en bañador montados en las bicicletas de alquiler mientras esquivan a los niños que corretean aquí y allá o a los gallos que aparecen donde uno menos se lo espera.
Si uno busca tranquilidad en esta isla, deberá alojarse en el norte, donde aún abundan los puestos de comida callejeros y la música reggae suena como telón de fondo. Gili Trawangan es, sin duda, un lugar para disfrutar de la playa, el sol, el buceo, la fiesta y saber la hora del día por cada llamada a la oración del muecín.

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Gili Air es, en tamaño, la segunda de las islas y el punto intermedio entre la sofisticada Gili Trawangan y la sosegada Gili Meno. Dicen que sus playas son las mejores de las islas Gili; su arena blanca durante el día es perfecta para disfrutar del sol y prepararse para una noche que, aunque más tranquila que en la isla más grande del grupo, también ofrece ambiente festivo para quien tenga ganas de música y copas.
La más pequeña y tranquila de estas islas es Gili Meno y en ella uno se sentirá casi como un Robinson. Los alojamientos son grupos de cabañas, como los de Villa Nautilus, casi a pie de playa desde las que uno puede caminar descalzo hasta la orilla de un mar cálido y turquesa. Aquí no hay TV ni vehículos motorizados. Quien quiera dar la vuelta la isla podrá hacerlo paseando para recorrer su perímetro en poco más de una hora. Por la noche, lo mejor es sentarse en esas plataformas sobre el mar que son las mesas de los restaurantes y el lugar perfecto para ver las estrellas a la luz de las velas y con el sonido del mar como música de fondo.
Por último, para quien se anime a llegar a las islas Gili, el modo es sencillo: desde la costa de Lombok, barcas de pescadores recogen a los viajeros para llevarlos a la isla que hayan elegido para disfrutar de ese pequeño paraíso.
© Imágenes: Cristina Monsalvo.
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