Cuando viajamos a países con una cultura totalmente distinta a la nuestra, deberíamos tener en cuenta diversos factores ya que lo que para nosotros pueden ser gestos sin importancia, en cualquier otra parte del mundo puede suponernos un disgusto o, incluso, provocar algo totalmente distinto a lo que pretendíamos. Te dejamos 10 gestos turísticos que deberíamos evitar.
1. Repartir bolígrafos, libretas… a los niños
Este es uno de los errores más graves que podemos cometer estando de viaje. Repartir bolígrafos o caramelos, sobre todo a los niños, hará que estos vean a los turistas como «carteras andantes» a las que asaltar. En cuanto ven que esta acción se repite con cada grupo de turistas que llega a su localidad, dejan de ir a la escuela y empiezan a desarrollar la picaresca ante el turista, dejando a un lado la educación que deberían estar recibiendo por la edad que tienen. Intenta evitarlo a toda costa; por muy baratos que puedan resultar estos bienes en nuestra ciudad de origen, para ellos no son el mejor regalo, sino todo lo contrario.
Lo mejor es pensar en cómo nos gustaría que nuestros hijos fuesen educados para no actuar de manera distinta con los hijos del prójimo.
Si quieres regalar algo, acude a un colegio, a un hospital o una asociación, no hay nadie mejor que ellos para saber quién es la persona u organismo del pueblo que más lo necesita y sabrán administrarlo de la mejor manera posible.
2. Molestarnos por las tradiciones
Hay una frase que dice: Cuando viajes, recuerda que los países extranjeros no están diseñados para que te sientas cómodo. Están diseñados para que su propia gente se sienta cómoda. Creemos que no hay mejores palabras que puedan definir cómo debemos actuar en países con los que no compartimos cultura o tradiciones. Seguramente, habrá tradiciones que no entendamos o que, incluso, no compartamos, pero ante todo, debemos respetarlas y, sobre todo, no juzgarlas. Son sus tradiciones y tú, simplemente, estás de paso y eres un mero observador.
3. Tirar caramelos cual Papá Noel o Reyes Magos
En cualquier caso, y en relación al primer punto, nunca, jamás, bajo ningún concepto, tiréis caramelos u otros bienes desde el coche/autobús/camión como si fueseis los Reyes Magos, pues el efecto que conseguiréis será el que relatábamos anteriormente. Lo mismo ocurre con sacar una bolsa y empezar a repartir obsequios viéndonos rodeados de niños que alzan sus manos reclamando el suyo.
Sabemos y podemos llegar a entender la satisfacción que puede suponer ver la sonrisa de un niño cuando le das un caramelo, pero creednos, esto no es algo bueno a la larga, igual que darles dinero, ya que con estos actos les estamos abocando a una situación de mendicidad.

Suscríbete gratis a nuestro boletín
Descubre los mejores rincones del mundo, de la mano de nuestros blogueros expertos en viajes. Recibe, cada semana, una nueva propuesta de aventuras en tu buzón.
4. Juzgar lo que no conocemos
Una de las frases más escuchadas cuando estamos de viaje y que a la vez más deberíamos evitar es: Esto, en España, no pasa. Probablemente así sea pero, ¿quiénes somos nosotros para juzgar algo que no nos pertenece?
Viajamos para aprender e intentar comprender, no para juzgar lo que no conocemos y que incluso, en ocasiones, ni siquiera queremos conocer.
Si bien es cierto que habrá muchas situaciones que nos resultarán chocantes y que probablemente no entendamos, debemos evitar juzgar y mucho menos creer que poseemos la verdad absoluta, ya que hay tantas verdades y percepciones como personas en el mundo.
5. Reírnos o burlarnos de situaciones o gestos locales
No hay nada más desagradable que encontrar a un turista burlándose o riéndose ante una escena cotidiana de un país con diferente cultura. Entendemos que puede haber situaciones que nos provoquen sorpresa e incluso, en ocasiones, cierta risa como, por ejemplo, estar en un restaurante japonés y escuchar cómo todos los locales sorben sus fideos como si no hubiese un mañana. Y es que en Japón, cuanto más ruido se haga al sorber los fideos, más contento estará el cocinero. Pero tenemos que entender que entre una leve sonrisa y una carcajada, hay una gran diferencia.
Esto mismo debemos trasladarlo a situaciones religiosas o espectáculos tradicionales, donde lo que para nosotros puede resultar gracioso, para el país en cuestión resulta algo verdaderamente especial e importante como para que tu sonrisa les resulte incómoda o hasta insultante.
6. Hacer una foto, sí o sí
¿Cuántas veces nos hemos sentido tentados de hacer una foto a esa persona que está a pocos metros de nosotros? Ante todo, debemos ser respetuosos y actuar de la manera que nos gustaría que actuasen con nosotros. De verdad, puedes decirnos si te gustaría ver cómo 10 turistas te hacen fotografías con el zoom a tope desde la acera de enfrente mientras tú estás comprando en el mercado de tu pueblo. Seguro que no.
Acércate a la persona en cuestión, pídele permiso con mucha educación y si la persona no accede, dale las gracias y quédate con esa imagen en la retina, que al final se trata de la mejor forma de guardar una fotografía.
Con los niños es más fácil. Agáchate, sitúate a la altura de sus ojos y después de una charla y unos juegos, haz la foto. Aunque te avisamos, hacerle una foto a un niño puede provocar que al cabo de unos minutos aparezcan diez más queriendo sus propias fotografías.
Por supuesto, cuando se trata de un menor, debes tener algo en cuenta y es pedir permiso a los padres para hacer esa foto y en caso de querer publicarla en algún medio, contar con su consentimiento.
7. No respetar las costumbres locales
Como turista, deberías tener en cuenta las costumbres locales antes de plantear un viaje. Y si no estás de acuerdo o no crees que puedas cumplirlas, lo mejor es quedarse en casa. Recuerda: «si rechazas la comida, ignoras las costumbres, temes la religión y evitas a la gente, mejor quédate en casa».
Por ejemplo, en Turquía, la religión no está unida a la ley, por lo que los turistas son más libres de vestir como quieran, pero se agradece que se mantenga cierta prudencia, evitando escotes pronunciados o faldas muy cortas. Sin embargo, para entrar en las mezquitas, deberás cubrirte los hombros, las piernas y la cabeza.
En Jordania, para las turistas no es obligatorio cubrirse el pelo, pero como en Turquía, se agradece que la vestimenta sea recatada. Estos son solo dos ejemplos de las muchas costumbres locales que existen, por lo que os recomendamos que antes de viajar, investiguéis un poco sobre ellas para que ninguna os pille por sorpresa y si consideráis que no van con vosotros o no las vais a poder cumplir, cambiéis de destino.
8. Regatear hasta hacer perder dinero al vendedor
Sabemos que una de las grandes experiencias en un viaje son las batallitas que se pueden vivir mientras se regatea intentando conseguir esa máscara de la que nos hemos enamorado nada más verla, colgada en la tiendecita de la esquina. El regateo es todo un arte, tanto para el turista como para el vendedor, siendo en algunos países algo que, incluso, se considera obligatorio a la hora de comprar.
Pero hay que recordar algo, encontrar un precio justo para ambas partes debería ser el objetivo principal y más cuando, en muchas ocasiones, el regateo llega a límites irrisorios, si nos paramos a pensar que estamos batallando por un euro arriba o un euro abajo.
No es la primera vez que escuchamos frases como: pero, ¿tú sabes lo que es un euro para ellos? Pues, precisamente por eso, quizás deberíamos analizar la situación al revés y pensar que si para nosotros un euro no es nada y para ellos puede significar una comida más al día, qué necesidad hay de regateárselo, y más cuando estamos comprando algo que nos gusta.
9. Creernos mejores y demostrarlo
No hay gesto que pueda resultar más molesto que mostrar actitudes desagradables, que denotan creer que somos superiores ante una cultura distinta. Podemos ser diferentes, ¿pero mejores?
Ser turista no significa ser superior, así que debemos intentar no creernos mejores que nadie porque nuestra cartera tenga más billetes o por creer que nuestra cultura es mejor. No hay nada más desagradable que ver cómo un turista puede llegar a tratar a un trabajador de un hotel o de un restaurante, reclamando algo que no está a su gusto, únicamente por ser la persona que paga.
10. Respetar la gastronomía local
Sabemos que no puede gustarte cualquier tipo de alimento. Entendemos que no se trata de comer cualquier cosa que te pongan en la mesa, únicamente, por quedar bien, pero debemos tener en cuenta que la gastronomía es una parte muy importante de cualquier cultura y debemos ser respetuosos con ella y sobre todo, no hacer malos gestos ante las personas que nos la están ofreciendo con su mayor atención y dedicación.
Si en algún momento te ofrecen algo que eres incapaz de probar, no lo rechaces con gestos desagradables, intenta hacer entender que eres incapaz de probarlo y seguro que tu anfitrión encontrará cualquier otra cosa en la cocina para ofrecerte.
Por último, lo que tampoco debes olvidar es que muchos países tienen una moneda distinta a la tuya y no puedes esperar que acepten la que tú utilizas. Por eso, te recomendamos que, antes de salir de viaje, la cambies con Global Exchange.
[cta id=»3897″ align=»none»]
Andrea
3 Ene 2016Cómo me ha gustado este post. Ya era hora de leer algo así, son puntos que he llevado siempre conmigo allá a donde he ido, son tan lógicos y necesarios que me parece increíble que la gente no se pare un poco a reflexionar antes de viajar.
Mariana
4 Ene 2016Qué buena nota. Todos debemos respetar cada lugar que visitamos. Es Imprescindible no juzgar, y entender que somos Visitantes. Gracias por tan lindo post
Viajeros Callejeros
10 Ene 2016Hola Andrea,
La verdad es que muchas veces, aunque no debería ser así, conviene recordarlos y como dices llevarlos siempre allá donde vayamos. Saludos!
Viajeros Callejeros
10 Ene 2016Hola Mariana,
Totalmente de acuerdo contigo, lo más importante es respetar y sobretodo no juzgar. Nosotros cuando viajamos somos meros espectadores. Saludos!
JM
11 Ene 2016Me han encantado todos los consejos, yo siempre intento actuar del mismo modo. El tema del regateo me parece a veces ridículo, incluso aquí en mi país, España, he visto al típico español que pretende en los rastrillos que les regalen las cosas cuando la pobre gente que vende está ahí para ganarse la vida… eso sí, me encantaría que estos consejos también se los leyeran los extranjeros que visitan España, porque muchos son irrespetuosos con nuestro país y nuestras costumbres.