Si alguien dice «me voy de viaje a Sri Lanka», mucha gente le mirará sin saber de qué habla. Si añade que es la antigua Ceilán, entonces habrá quien ya empiece a situar el país en Asia, pero sin tener muy claro dónde. Algunos incluso comentarán que si tiene algo que ver con India… En general, poca gente sabe suficiente de este pequeño país budista al que llaman «la lágrima de India», pero que poco tiene que ver con ella. Ubicada a tan solo 32 kilómetros del estado indio de Tamil Nadu y con sus costas bañadas por el Océano Índico, esta isla tiene un puñado de atractivos lugares que, sin llegar a ofrecer al viajero la grandeza de otros países asiáticos, pueden convertir cualquier viaje en una mezcla interesante de arte, naturaleza y cultura.
Uno puede pasar una semana o un mes en este país y tendrá siempre cosas que hacer; no por ser pequeño, resultará aburrido. Pero, ¿qué lugares merece la pena tener en cuenta como imprescindibles en un recorrido por Sri Lanka?
Sigiriya
Es una de las ciudades más culturales y, probablemente, uno de los rincones más conocidos de la antigua Ceilán fuera de sus fronteras. En el centro del país y cercana a los Parques Nacionales de Minneriya y Hurulo, Sigiriya sigue siendo un misterio aún a fecha de hoy pues los arqueólogos no se ponen de acuerdo sobre si fue un monasterio o un palacio. En cualquier caso, llegar hasta allí supone uno de los momentos estelares de cualquier viaje a Sri Lanka. Estar frente a esa peculiar roca mientras se pasea por lo que fueron jardines, subir por diferentes tramos de escaleras para llegar a las Damas pintadas en la pared, a las Garras del León o la plataforma superior son algunas de las cosas que el viajero podrá hacer tras pagar la, por desgracia, cara entrada al lugar: 3900 rupias (unos 26 euros) en 2015.
Dambulla
Mucha gente piensa que Sri Lanka es un país de religión hindú, pero en realidad, y aunque tiene un alto porcentaje de habitantes que profesan esa fe, es un país mayoritariamente budista. Cuenta con templos con stupas e imágenes de Buda por todo el país, pero de entre todos ellos, son las magníficas cuevas de Dambulla las que no hay que dejar de visitar. En el lateral de una montaña de roca se puede acceder a cinco cuevas distintas, siempre descalzo, en el interior de las cuales hay cientos de budas en distintas posiciones, ya sea en forma de escultura o pintados en paredes y techos. Un despliegue de color envuelto en el aroma a flores e incienso que los fieles dejan a los pies o en las manos de su maestro.
Galle
Sri Lanka no destaca por la belleza de sus ciudades, por ello llegar al fuerte de Galle es una grata sorpresa. La que fue ciudad colonial está rodeada por una alta muralla que salvó esta parte de Galle del tsunami de 2004 mientras que el resto de la ciudad era devastada por el agua. Por las calles del fuerte uno encuentra preciosas casas hoy convertidas en hoteles, restaurantes o estilosas boutiques y mezquitas, iglesias y templos budistas. Pasear al atardecer por la parte alta de la muralla ofrece al viajero la posibilidad de mezclarse con los habitantes de la ciudad que acuden allí para disfrutar de la agradable brisa mientras pasean por la zona del faro que se eleva blanco junto al mar.

Suscríbete gratis a nuestro boletín
Descubre los mejores rincones del mundo, de la mano de nuestros blogueros expertos en viajes. Recibe, cada semana, una nueva propuesta de aventuras en tu buzón.
Parque Nacional de Yala
Una de las cosas que casi todos quieren ver en Sri Lanka son elefantes en libertad. Y si de regalo hay un tigre, mejor que mejor. Yala parece ser el lugar perfecto para ello, pero evidentemente, no hay garantía de ver a ninguno de ellos, por lo que hay que ir cargado de paciencia a pesar de lo que hay que madrugar para hacer un safari de varias horas subido en alguno de los grandes vehículos que recorren todos los caminos del parque. Durante ese tiempo, uno también podrá ver venados, cocodrilos, pavos reales, lagartos y otros animales tan acostumbrados ya a los coches que pocas veces corren espantados.
Plantaciones de Té
Las montañas de la antigua Ceilán no solamente ofrecen al viajero un respiro al calor que hace en las tierras bajas, también es allí donde se puede disfrutar de ese paisaje verde de las colinas cubiertas de plantaciones de té. Antes, aquí se plantaba café, pero hubo una plaga que acabo con esas plantas, momento que los ingleses aprovecharon para cambiar de producto y probar si el té sería de calidad en aquel lugar. Al parecer acertaron, pues no hay más que ver las factorías que hay en las montañas y probar una taza de ese té para darse cuenta de que, efectivamente, es el mejor té del mundo. Es allí también donde el viajero podrá contemplar una de esas estampas más conocidas de Sri Lanka: la tea pluckers. Son las mujeres que día tras día suben a las colinas para cortar a mano las mejores hojas, que más tarde serán las que degustemos en el mundo entero.
Playas
Mucha gente que viaja a Sri Lanka se marcha luego a las playas de Maldivas, probablemente mucho más exóticas y con arena mucho más blanca. Pero en este país también hay playas en las que merece la pena pasar unos días. Desde las animadas playas del sur, como Mirissa, frecuentadas sobre todo por mochileros, a las de Bentota o Induruwa, las costas cingalesas ofrecen kilómetros de playas con diversos tipos de alojamiento para todos los gustos y presupuestos.
Por último, ten en cuenta que la moneda en curso en este país es la rupia de Sri Lanka. Podrás cambiarla por la tuya, antes de tu viaje, en la web de Global Exchange.
[cta id=»3897″ align=»none»]