Tras el Mundial de fútbol de 2014, Brasil vuelve a convertirse en el epicentro del deporte internacional. Pero el gigante sudamericano tiene mucho que ofrecer, más allá de los Juegos Olímpicos, así que te proponemos una ruta muy alternativa para tres semanas que te permitirá tener una visión amplia del país y hará inolvidable el verano de 2016.
Con el calendario por delante, vemos que las Olimpiadas son del 5 al 21 de agosto y, un poquito más tarde, los Juegos Paralímpicos, del 7 al 18 de septiembre. Tendrán lugar en Río de Janeiro, en cuatro sedes: Maracaná, Barra da Tijuca, Deodoro y Copacabana. Además, los partidos de fútbol serán en otras cuatro ciudades: Sao Paulo, Salvador, Belo Horizonte, Brasilia y Manaos.
Partiendo de Río: Olimpiadas y playa
Pongamos como punto de partida de esta ruta por Brasil la ciudad de las Olimpiadas. Probablemente visites las diversas sedes y los demás atractivos de Río como el Museu do Amanhã y te fotografíes delante de la escultura del hashtag #cidadeolimpica.
No es mala idea hacerse una escapada por ciudades próximas a Río como Buzios, Cabo Frío o Arraial do Cabo, archiconocidas por sus playas de película, aunque abarrotadas; así es la cultura de playa brasilera: arena, agua y muchos cuerpos al sol. Y también desde Río de Janeiro, ya te contamos que es muy recomendable Paraty, otro destino muy completo y diferente de Brasil.
Salvador de Bahía: pasado y sabor concentrado en Pelourinho
La ciudad más antigua de Brasil es también uno de sus centros culturales más importantes. El oscuro pasado esclavista no se ha olvidado, pero sí se ha transformado, mezclado y pintado de colores, ritmos y sabores. Su centro histórico, el barrio de Pelourinho, es la síntesis de Salvador, con casas coloniales de sobria arquitectura y vivos colores, suelo adoquinado y gordas baianas con su vestimenta característica, puestos de acarajé y hasta jóvenes practicando capoeira en la plaza. La religión tampoco escapa a esta mezcla, con una extraña fusión entre el catolicismo y el candomblé.

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Aunque el Carnaval ya pasó, no hay que olvidar que el de Salvador está registrado en el libro Guinness como la fiesta callejera más grande del mundo y que, como no podía ser de otra forma, cada noche del año la fiesta sigue viva en el centro de la ciudad.
Tras subir y bajar por las calles del Pelourinho, el Mercado Modelo es otro buen entretenimiento y su forma de acceso más directa es mediante el elevador Lacerda, otro highlight de Salvador en sí mismo.
La segunda parada imperdible de Salvador es la esquina suroeste de la ciudad, en el barrio de Barra. El faro, su explanada y la praia do Farol da Barra son un buen plan para la tarde, antes de ver atardecer desde la praia do Porto da Barra, una bellísima playa orientada al oeste, peculiaridad que te permitirá ver el sol escondiéndose tras la bahía de Todos los Santos.
Chapada Diamantina: paisaje y trekking
Con ver algunas fotos basta para decidir ir hasta allí desde Salvador. Este Parque Nacional es el destino favorito de muchos brasileños, y no es de extrañar dados los paisajes naturales únicos que se concentran en la Chapada Diamantina. Esta tierra de diamantes y oro es ideal para caminar por montañas verdes hacia cascadas, cuevas y pozos de agua transparente con refracciones de colores. ¡No te pierdas las vistas desde el morro do Pai Ignacio!
Jericoacoara y Lençóis Maranhenses: increíble Nordeste
El Nordeste brasileño queda fuera de las tradicionales rutas turísticas, pero no debe ser así si tu objetivo es tener una visión amplia de Brasil. Eso sí, no es un destino de fácil acceso y requiere varios días. Además, ir de Jericoacoara a Barreirinhas es complicado por lo que, si no tienes tanto tiempo, lo mejor será decidir uno u otro lugar.
Jericoacoara
La principal ciudad del estado de Ceará es Fortaleza y desde aquí se llega a un pequeño paraíso entre dunas: Jericoacoara o, simplemente, Jeri. Es un lugar con encanto, apartado y diferente. Su ubicación privilegiada permite disfrutar de la puesta de sol y amanecer sobre el mar.
Entre sus atractivos encontramos la caminata a Pedra Furada (una formación rocosa en la playa) o la playa principal de Jeri (con las barcas encalladas en la arena). Aunque, probablemente la imagen más conocida sea la de las hamacas sobre el agua de las lagunas Azul y Paraíso.
Barreirinhas
Barreirinhas es la ciudad de acceso al Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses. Puede que no te diga mucho este nombre, pero mira la foto y seguro que te planteas ir. Se trata de un extenso desierto donde, en la época de lluvias,se forman lagunas entre sus dunas. Algunas permanecen con agua todo el año. Para llegar a ellas es necesario contratar un tour en jeep y para los amantes del trekking, hay una buena caminata de varios días por el desierto hacia lagunas mucho más remotas.
De Belem a Manaus: en barco por el Amazonas
En la etapa final de este recorrido nos vamos a subir en barco, río arriba desde Belén a Santarem (tres días) y de Santarem a Manaos (dos días). Por qué hacer este tramo:
- Por lo auténtico de movernos por el Amazonas.
- Por vivir cinco días en cubierta, entre gente local y otros viajeros.
- Por el paisaje y por descubrir la forma de vida de los que viven allí.
- Por llegar a Manaos, toda una metrópolis en la selva.
Sin embargo, no esperes un viaje cómodo, tranquilo ni silencioso. Todo lo contrario. Es posible viajar en camarotes privados o, la opción más popular, en hamacas colgadas (por cientos) en la cubierta del barco.
¿Cómo desplazarnos para ver todos estos lugares?
Hasta que no se está allí es difícil hacerse a la idea de lo extenso que es Brasil. Las carreteras son buenas y el transporte público está muy bien organizado. Sin embargo, para aprovechar mejor el tiempo lo ideal es salvar las mayores distancias en avión. Con las Olimpiadas, las plazas disponibles se verán reducidas y el precio se elevará conforme nos acerquemos al mes de agosto. Por tanto, lo más recomendable es reservar online cuanto antes.
- De Río a Salvador son unos 1650 kilómetros, demasiado para ir en coche o bus, mejor volar con Gol o Azul.
- De Salvador a Lençois (Chapada Diamantina), en bus son 420 kilómetros, también hay vuelos con la aerolínea Azul.
- De Salvador a Fortaleza, lo mejor es tomar un vuelo para evitarnos los 1300 kilómetros de carretera. Luego, se puede ir en bus, aunque es buena idea alquilar un vehículo hasta Jijoca y desde allí en 4×4 hasta Jericoacoara.
- De Salvador a Barreirinhas, la opción más directa es volar a São Luís y de ahí un bus o coche de alquiler a Barreirinhas.
◦ Si quieres ir a Jericoacoara y Barreirinhas, entre ellas, en transporte público, hay que hacer varias conexiones de bus y 4×4. O la forma más rápida, contratar un 4×4 privado para cuatro personas. - De Fortaleza o São Luís conviene volar a Belem, o bien a Manaos y hacer la ruta río abajo.
Por último, recuerda que la moneda en curso en este país es el real brasileño así que cámbiala con Global Exchange y asegúrate de tener dinero para pagar.
© Imágenes: Bart van Dorp, Edwin Poon, Artur Warchavchik, Wagner T. Cassimiro, Jovem Rural, Derek Springer, Otávio Nogueira, Caio Costa Ribeiro y Danielle Pereira.